«Atención que sale la reina a bailar, que hermoso pelo tiene su real majestad»
¡Qué bien traída estuvo la letra de Lebrijano cuando Manuel Curao inició la presentación de la VIº edición del Festival Flamenco Valle Gitano refiriéndose al merecido homenaje que este le tributaba a Manuela Carrasco, esa diosa del baile gitano que ha paseado su hermoso pelo, sus elegantes hechuras y su dadivoso arte por los escenarios de todo el mundo! La pléyade de artistas que se juntaron sobre el escenario para aportar con su cante, su toque y su baile, el duende que bajó del cielo para expresar su admiración hacia la diva de la danza flamenca, corroboraban las palabras de Curao. Perico el Pañero, Antonio Reyes, Jesús Méndez y Manuela Carrasco hija, conformaron la cuádriga encargada de hacer cabalgar la noche por las arenas del coliseo de lo jondo que representa la voluntad de ser de este Valle Gitano por el que tantos y tan buenos artistas han pasado. Algeciras, Chiclana, Jerez y Sevilla. El triangulo flamenco del Cante Gitano Andaluz.
El Pañero llenó la noche de cantes negros. Soleá, seguirilla y bulerías, acompasadas todas por el toque clasicísimo de Morón, ecos de Paco del Gastor que impregnaron la noche de rasgados auténticos de la mano de Paco de Amparo. La pataita mairenera por fiestas memorable.
La gitanería de Antonio Reyes, con esa voz melosa de los gitanos chiclaneros que hacen las delicias del respetable que lo escucha, trajo reminiscencias del maestro Pasenquito, acudió a Juan Villar, no olvidó a Camarón y dejó el pabellón de los cantes de los puertos alto y dispuesto para volar con los vientos de la Bahía hacía los mares del arte más ancestralmente étnico que su voz representa. Excelentemente acompañado a la guitarra por su hijo Nono.
¿Qué decir de Jesús Méndez? Jerez en estado puro. La esencia de La Plazuela, la fortaleza del ole de su tía Francisca Méndez Garrido, la inolvidable Paquera. Jesús es hoy por hoy, un referente imprescindible del joven flamenco que, sin perder el norte de la esencia que heredó de sus mayores, llena el espacio por donde transita su cante de autenticidad que bebe tanto de los clásicos como de no hacerle remilgos al engrandecimiento instrumental del cante. La guitarra de Pepe del Morao lo corrobora. Sabe estar este gitano de Jerez y sabe de sobra que cabe y que no en cada escenario. Por eso sus alegrías, sus malagueñas y sus paquerísimas bulerías del barrio de San Miguel, empaparon la noche de brujería flamenca hasta llevar a rozar el éxtasis al entregado público congregado en los Jardines del Valle que encierra la vieja muralla sevillana de las tres culturas.
Si de una artista del baile puede decirse que dibuja figuras en el aire dejando pinceladas de belleza, esa es Manuela Carrasco hija. Acompañada de dos magníficos palmeros, cantaores de atrás, Manuel Tañé y Manuel de la Nina, y la guitarra de Luís Amador. Manuela, elegantísimamente vestida, primero, de un blanco radiante y después con el terciopelo de la noche de junio y los lunares de la gitanería que la precede, llenó el escenario de instantáneas de ancestral hermosura. No podía escoger mejor los bailes la joven princesa, la caña y la seguirilla. De la herencia a la pureza, el viaje soñado, la búsqueda de la Ítaca flamenca, remembranza de Chocolate. Antes, la matriarca había recibido el merecido homenaje que la Hermandad de Los Gitanos decidió tributarle posando sobre las manos de la monarca del baile la efigie en bronce del Señor de la Salud. Después, en el fin de fiesta, ante todos sus compañeros artistas, espoleada por el llamamiento de Curao, alzó sus manos al cielo estrellado de los últimos estertores de la primavera de Sevilla dando una magistral lección de cómo y porqué esta mujer racial, gitana de padre y madre, ha llegado a ser, desde su Triana natal, reina inigualable del baile.
No se olvidaron los flamencos del patriarca de los Fernández, Curro, ni del compañero de Manuela, Joaquín Amador.
Anduve, anduve,… dice la letra del himno gitano, el Gelem, gelem. Continuamos caminando.
Crónica| José Manuel García Ibáñez
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La Hermandad Sacramental de Los Gitanos agradece a todos los que han hecho posible una nueva edición del Festival Flamenco Valle Gitano, desde el Ayuntamiento de Sevilla, a través del Distrito Casco Antiguo, como a sus Patrocinadores, voluntarios, organizadores, artista, prensa, a la Peña Torres Macarena, quien se encargó de la primera de las jornadas de este Festival… y al público que año tras años es fiel a esta cita flamenca solidaria.