Hoy no es un Jueves cualquiera… Hoy, si todo hubiese seguido su curso, y esta pandemia, jamás, hubiese llegado, nuestra Virgen de las Angustias amanecería en su palio, preparada para salir en la Madrugada del Viernes Santos, para iluminar las calles de Sevilla e impregnarlas de aromas a canela y clavo.
Pero por un momento vamos a olvidarnos de todo y vamos a soñar con Ella, con ese Jueves de Pasión anhelado:
Anoche, no fue una noche cualquiera
de una cuaresma cuajada de azahar,
de aromas a resina quemada
y a derretida cera.
Anoche no fue una noche cualquiera
porque fue una noche de silencios en presidio,
fue una noche de Angustias
que desesperan en un Valle de Esperanzas
que anhelan una vida nueva.
Anoche, no fue una noche cualquiera.
Fue una noche de martillo, de yunque y fragua
que resonaron en lo más profundo de nuestras entretelas.
Anoche no fue una noche cualquiera.
Fue una noche especial con sones de zambra
que removieron las costuras de mi alma.
Una noche, en la que una legión de ángeles con tez morena
bajaron a la Majarí desde el cielo a la tierra,
la entronizaron bajo un palio de oro y seda,
la vistieron como una reina gitana
con saya áurea y manto de azul realeza.
Con mantilla vaporosa
que dejaba ver su belleza.
Sus mejillas sonrosadas y canelas.
Y en sus acais, sus Angustias y sus penas,
por esta Sevilla que muere
en una insólita primavera.
Y así hoy, Jueves de Pasión,
amaneces Madre, Bata Barí, como siempre,
entre doce varales que sostienen
toda una lección teológica de Fe sevillana
que nos imparten dos mártires alfareras y hermanas.
Con ello, nos hacen despertar de esta pesadilla
para echarnos a soñar con una eterna Madrugada
de terciopelo morado, chicotás de fantasía,
sonidos flamencos y de capas blancas.
Así, nos echamos a soñar en la esperanza de que esta sea la última vez
que la primavera le haga esta faena a Sevilla
dejando sus calles y plazas desoladas.
Porque tu eres consoladora de los afligidos,
Tu eres mediadora nuestra,
Patrona de Órganos de Vida
y bajas a esta apenada ciudad
para darnos con tu Hijo la SALUD y la LIBERTAD.
(Texto: Faustino De la Villa)